Por Angela Galvis, Medico
El hígado graso no alcohólica es la enfermedad del hígado más común en Chile. Es la acumulación excesiva de grasa en el hígado, sin que existan causas secundarias como uso de medicamentos, infecciosas, consumo de alcohol o enfermedades hereditarias.
Es consecuencia de múltiples factores de riesgo como sobrepeso, obesidad, dislipidemia, resistencia a la insulina y Diabetes Mellitus tipo 2; todos ellos asociados con el Síndrome Metabólico que no solo conllevan a complicaciones hepáticas si no también cardiovasculares (riesgo aumentado de Infarto Agudo de Miocardio).
Identificar y tratar esta enfermedad es de crucial importancia dado que la inflamación crónica del hígado puede progresar a cicatrización avanzada (fibrosis crónica y cirrosis) y en raras ocasiones, cáncer hepatocelular (daño similar al daño causado por el consumo excesivo de alcohol).
En la mayoría de los casos no produce ningún síntoma y los que se presentan pueden manifestarse como sensación de debilidad, decaimiento, falta de energía y en ocasiones se pueden describir molestias y/o dolor en hipocondrio derecho (área del abdomen ubicada debajo de la reja costal derecha).
La identificación de la enfermedad se hace principalmente por ecografía y la mayoría de los enfermos presentan una alteración discreta de las pruebas de función hepática, aunque también es importante descartar siempre la presencia de otras hepatopatías, tales como tóxicas, víricas, autoinmunes y metabólicas.
El tratamiento en estadios iniciales se centra en medidas generales relacionadas con los cambios de estilo de vida (dieta baja en carbohidratos y grasas y actividad física regular), bajar de peso y tratar los factores asociados (dislipidemias, resistencia a la insulina, diabetes).
Es de vital importancia un adecuado asesoramiento nutricional, ya que la pérdida de peso de debe realiza de manera progresiva mediante una dieta equilibrada con el objetivo de perder un 10% del peso corporal en los primeros 6 meses a un ritmo de 0,5-1kg por semana. Una pérdida de peso excesivamente rápida mediante una dieta muy estricta es contraproducente, ya que se produce una movilización de los ácidos grasos libres del tejido adiposo al hígado, el cual también se ve privado de proteínas y otros nutrientes esenciales, provocando un aumento de la esteatosis y empeoramiento de las lesiones.
Los ácidos grasos poliinsaturados y los ácidos grasos monoinsaturados (aceite de oliva, comida de mar, frutos secos, verduras entre otros) tienen un papel protector importante para la prevención y tratamiento de la enfermedad.
En general se recomienda abstinencia de alcohol si bien algunos estudios sugieren que un consumo muy moderado de vino, menos de un vaso al día, podría tener un efecto protector, ya que parece mejorar la resistencia a la insulina y los factores relacionados con el Síndrome Metabólico.
La actividad física tiene un efecto beneficioso sobre la grasa hepática, puesto que mejora la Resistencia a la Insulina incluso en ausencia de pérdida de peso o con un descenso mínimo. Se sugiere la práctica de algún ejercicio aeróbico durante un periodo de tiempo entre 30-45min al menos 4 días por semana.
La valoración por medico tratante es fundamental para realización de estudios complementarios y determinar que manejo farmacológico según el caso particular de cada paciente.
REFERENCIAS
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